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El reto del cambio climático y lo que hagamos al respecto será lo que nos defina a nosotros, a nuestra era y, en última instancia, a nuestro legado global
Ban Ki-Moon, Secretario General de las Naciones Unidas
La reunión constituye una etapa esencial del proceso que se inició en 1992 con la Cumbre de la Tierra de las Naciones Unidas en Río de Janeiro. Fue allí donde se iniciaron seriamente los esfuerzos a nivel mundial para combatir el cambio climático.
En la cumbre se aprobó la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMCC), que representa el fundamento jurídico de los esfuerzos globales por hacer frente al cambio climático. Desde 1994 la Convención se ha reunido todos los años en las denominadas Conferencias de las Partes (COP).
El Protocolo de Kyoto, firmado en 1997 a modo de ampliación de la CMCC, es un primer paso en el esfuerzo a largo plazo por reducir las emisiones a fin de evitar que el cambio climático alcance niveles peligrosos. El primer período de compromiso del Protocolo expira en 2012 y se espera que la «COP 15» dé a luz a un sucesor ambicioso.
«Kyoto» es importante porque se fijaron objetivos de emisión vinculantes para los países desarrollados que lo ratificaron. Los 15 países que eran miembros de la UE (EU-15) en 1997, por ejemplo, tienen el objetivo conjunto de reducir las emisiones un 8 % con respecto al «año base» de Kyoto (1). Deben alcanzar este objetivo durante el periodo 2008–2012 (2).
Se espera que los países alcancen los objetivos de Kyoto principalmente mediante la reducción de las emisiones en sus propios territorios. Sin embargo, existen varias opciones alternativas para facilitarles la consecución de sus objetivos (véase el recuadro: Alcanzar Kyoto a tiempo).
Figura 1 / Discrepancias entre objetivos de Kyoto y de reparto de cargas en la UE y proyecciones de 2010 para la EU-15 (6). Fuente: Informe sobre tendencias y proyecciones, AEMA, 2007.
«Kyoto» ha estado rodeado de numerosas controversias, principalmente porque los Estados Unidos no lo ratificaron y porque en el Protocolo no se contemplan objetivos para países en desarrollo como China y la India, cuyas economías crecen rápidamente.
El equipo sobre cambio climático de la AEMA participa en el esfuerzo europeo coordinando tareas de contabilidad de enormes proporciones. Los datos de toda Europa sobre emisiones de gases de efecto invernadero se recopilan, verifican y analizan en dos informes cruciales que inciden en el proceso de Kyoto.
Este año, las cifras y el análisis que facilitan son especialmente relevantes en el contexto de la reunión de la COP 15, toda vez que ponen claramente de relieve la eficacia de los esfuerzos de la UE a la hora de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Los países que no han firmado el Protocolo o que todavía no han fijado sus objetivos, estarán especialmente interesados en conocer cómo se está aplicando en la UE.
El primer informe sobre gases de efecto de invernadero de la AEMA se publica cada primavera y suele llamarse «inventario». En este contexto, los gases de efecto invernadero abarcan una combinación de los principales gases responsables del cambio climático, entre ellos: dióxido de carbono, metano, óxido nitroso y gases fluorados. El inventario muestra las tendencias nacionales: si las emisiones suben o bajan. Y para cada país muestra dónde aumentan o disminuyen las emisiones.
Cada Estado miembro de la UE debe presentar un cálculo de sus emisiones a la Comisión Europea y a la AEMA. Si analizamos el sector energético, vemos que es responsable de más del 80 % del total de emisiones de gases de efecto invernadero en la UE. Las estadísticas sobre el consumo de energía por tipo de combustible se multiplican por «factores de emisión» y de este modo se calculan las emisiones de cada país derivadas del consumo energético. Las emisiones derivadas de la agricultura se calculan en función del área de tierra cultivada, del tipo de cultivos, del uso de fertilizantes y de las cabezas de ganado (bovino, avícola, ovino, porcino, etc.) del país.
Del mismo modo que los atletas se someten a pruebas periódicas para garantizar que se respeten las reglas, también en este caso se realiza un seguimiento regular. Los datos se agregan para obtener una panorámica general de las emisiones a escala europea y se remiten a la Comisión Europea, que a su vez los incluye en el informe oficial de la Comunidad Europea al CMCC.
El hecho de que los datos se verifiquen primero a escala nacional comporta un retraso de un año y medio. El último informe, publicado en junio de 2008, se basa en datos de 2006 y muestra que las emisiones de la EU-15 fueron un 3 % más bajos que las del «año base».
El concepto del recuento de gases es bastante abstracto. Por tanto, también es difícil comprender qué significa una reducción o aumento porcentual en las emisiones. Puede ser útil imaginar las reducciones como días del año. El objetivo de Kyoto para la EU-15 se traduce en el equivalente a 29 días de emisiones.
En cada uno de los 5 años del periodo 2008–2012, las emisiones de la EU-15 deben ser en promedio 29 días inferiores a las de 1990. De este modo, las reducciones de emisiones deben producirse de forma sistemática a lo largo de varios años.
Los últimos datos de la AEMA muestran que entre 1990 y 2006 hubo una reducción de 10 días de emisiones. La EU-15 debe reducir otros 19 días para cumplir el objetivo.
Inmediatamente después de presentar el informe de «inventario», el equipo de cambio climático de la AEMA comienza a elaborar su segundo informe principal del año, «Tendencias y proyecciones». Este informe se publica en invierno, justo antes de la reunión anual de la COP de las Naciones Unidas.
Este informe contiene un análisis pormenorizado de las tendencias de las emisiones esbozadas en el primer informe y señala de dónde proceden las emisiones y las reducciones. Y lo que es más importante, el informe analiza tendencias y evalúa proyecciones de emisiones de gases de efecto invernadero en el futuro hasta 2012 y, más allá, hasta 2020. Esta perspectiva de futuro es muy importante para el análisis de la magnitud del problema y el desarrollo de políticas para hacerle frente (3).
El último informe de tendencias y proyecciones confirma que la EU-15 redujo sus emisiones un 3 % entre el «año base» y 2006. Según el informe, se necesitará una combinación de enfoques para cubrir lo que falta hasta llegar al objetivo.
Los esfuerzos «nacionales» (que se desarrollan sobre el terreno en cada país) en curso y previstos, los mecanismos de Kyoto, los sumideros de carbono (como la plantación de árboles para absorber gases) y el comercio de créditos de carbono son medidas que se aplicarán y que podrían comportar una reducción potencial del 11 % de las emisiones de la EU-15. En el informe se afirma, sin embargo, que los países deberán aplicar las medidas previstas lo antes posible o éstas no surtirán efecto a tiempo para alcanzar el objetivo.
A escala nacional, Francia, Grecia, Suecia y el Reino Unido ya habían alcanzado el objetivo de Kyoto en 2006. Austria, Bélgica, Finlandia, Alemania, Irlanda, Luxemburgo, los Países Bajos y Portugal tienen proyectado alcanzar sus objetivos, pero las proyecciones de Dinamarca, Italia y España indican que no alcanzarán sus respectivas metas de reducción de emisiones.
Alcanzar Kyoto a tiempoLas emisiones de la EU-15 en 2006 fueron un 3 % inferiores a los niveles del «año base», según los datos más recientes de que dispone la AEMA. Los países que han firmado el Protocolo de Kyoto deben reducir de forma sustancial las emisiones nacionales. Sin embargo, una vez han cumplido este requisito, pueden utilizar mecanismos de Kyoto como el «mecanismo de desarrollo limpio» (MDL) y la «aplicación conjunta», dos dispositivos que permiten a un país compensar una parte de sus emisiones mediante la inversión en esfuerzos de reducción en otro lugar. El régimen de comercio de derechos de emisión de la Unión Europea (RCDE UE) es otro instrumento que ayuda a las empresas a reducir de modo eficiente las emisiones de CO2. Se han fijado límites para todas las plantas industriales que emiten grandes cantidades de CO2. Las plantas que consiguen reducir sus emisiones por debajo del «cupo» asignado pueden vender el excedente en forma de derechos de emisión a otras empresas que no han logrado una reducción suficiente; de este modo se ha desarrollado un mercado de carbono. Se calcula que el RCDE UE ha reducido las emisiones de la EU-15 en más del 3 % (4). Según una propuesta de la Comisión Europea, el RCDE UE podría ampliarse para incluir sectores adicionales como la aviación, la industria petroquímica, la producción de amoniaco y aluminio, así como nuevos gases, de manera que abarcaría cerca de la mitad del total de emisiones de la UE (5). Durante el periodo de Kyoto (2008–2012), los países desarrollados pueden comerciar entre sí con derechos de emisión, para alcanzar sus respectivos objetivos nacionales. |
Desde que se pronunciara por primera vez en la Cumbre de la Tierra en Río, la expresión de moda «responsabilidad común, pero diferenciada» es de las más citadas en los círculos en que se debate sobre el cambio climático. En lenguaje llano, la expresión refleja el hecho de que las naciones desarrolladas son responsables en mayor medida de los gases de efecto de invernadero presentes en nuestra atmósfera. Estos países tienen un mayor grado de industrialización, han generado más emisiones y deben asumir objetivos legales de reducción de las emisiones por delante de los países en vías de desarrollo.
Ha resultado sumamente difícil plasmar el concepto en medidas aceptables para los países industrializados y las naciones en desarrollo. El próximo mes de diciembre, una de las principales tareas de la COP 15 será convertir la retórica en un esfuerzo mundial de reducción de las emisiones. Esto implica fijar nuevos objetivos para la reducción de las emisiones y, sobre todo, la incorporación de los Estados Unidos y de las grandes naciones en desarrollo como la India y China.
La posición de la UE con respecto a los futuros esfuerzos por reducir las emisiones es conocida: una reducción de las emisiones del 20 % para 2020, que aumentará hasta el 30 % si hay más naciones desarrolladas que firmen en Copenhague. Estarán incluidos todos los Estados miembros de la EU-27.
El objetivo de la UE para 2020 prácticamente equivale a eliminar las emisiones de todo el transporte en Europa. Imaginemos que, desde el punto de vista de las emisiones, desaparecieran todos los camiones, autocares, coches, trenes, barcos y aviones. Es una meta ambiciosa, pero no hay más remedio porque el reto es enorme.
Los datos más recientes revelan que las emisiones mundiales de CO2 han aumentado cuatro veces más rápidamente desde 2000 que durante el decenio anterior. Este crecimiento es mayor que el escenario más pesimista calculado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) en 2007. Los países menos desarrollados emiten ahora más CO2 que los países desarrollados. La eficiencia de los sumideros naturales que absorben CO2, como los océanos, ha disminuido a lo largo de los últimos 50 años y esto implica que nuestros esfuerzos por reducir las emisiones derivadas de las actividades humanas deberán ser todavía más efectivos si queremos mantener estables los niveles atmosféricos de CO2.
«Los costes de la inacción frente al cambio climático son inmensos, tanto desde el punto de vista económico como moral. Los más pobres serán los primeros en sufrir las consecuencias, pero los efectos en cadena nos afectarán a todos,» afirmó la profesora Jacqueline McGlade, directora ejecutiva de la AEMA.
«El cambio climático traspasa las fronteras políticas y económicas. Ya no es tan sólo una cuestión que afecte a uno o dos Ministros de los Gobiernos nacionales. Se ha convertido en un asunto que compete a los Jefes de Gobierno y debería tratarse como tal,» concluyó.
Bibliografía
The Global Carbon Project, 2008. Carbon Budget 2007.
EEA, 2008a. Annual European Communitygreenhouse gas inventory 1990–2006 and inventory report 2008, EEA Technical No 6/2008.
EEA, 2008b. Greenhouse gas emission trendsand projections in Europe 2008, EEA Report No 5/2008.
(1) Según Kyoto, diferentes gases tienen diferentes «años base». Para el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso (99 % de todas las emisiones) se utiliza 1990 como el «año base» para todos los Estados miembros de la EU-15. Para los gases fluorados, los países pueden elegir otro año. Doce Estados miembros de la EU-15 han elegido 1995.
(2) La EU-15 tiene un objetivo conjunto con respecto al Protocolo de Kyoto. Dentro de este objetivo, cada Estado miembro de la EU-15 tiene un objetivo de reducción diferenciado: algunos han de reducir las emisiones, mientras que otros pueden aumentarlas ligeramente. Los nuevos Estados miembros de la UE tienen objetivos individuales, excepto Chipre y Malta, que no tienen objetivos.
(3) De cara a 2020, el informe proporciona una estimación a largo plazo de la situación de las emisiones en Europa. Esto es especialmente relevante en el contexto del «paquete de medidas sobre clima y energía» propuesto por la Comisión Europea, en el que se plantean objetivos para 2020.
(4) Con respecto al «año base» de Kyoto.
(5) Las emisiones actuales del tráfico aéreo y marítimo internacional no se contemplan en el Protocolo de Kyoto ni en la legislación comunitaria.
(6) Los resultados del régimen de comercio de derechos de emisión de la Unión Europea no están totalmente reflejados en todas las proyecciones de los Estados Miembros.
For references, please go to https://eea.europa.eu./es/articles/no-solo-aire-caliente-la-diplomacia-mundial-y-la-busqueda-de-un-sucesor-para-el-protocolo-de-kyoto or scan the QR code.
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