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La biomasa es un término que se aplica en muchos contextos diferentes. En el contexto de nuestro reciente informe de la AEMA, la biomasa significa todos los ecosistemas que forman vegetación, capturan carbono y proporcionan alimentos y materias primas para una amplia gama de biomateriales. Estos materiales se utilizan en muchos sectores diferentes, como la construcción, la energía, el transporte, el mobiliario y la industria textil. La biomasa también puede reutilizarse y reciclarse para aprovechar al máximo los materiales y productos de origen biológico en relación con su valor económico y medioambiental.
Existe una fuerte competencia por la biomasa porque un mismo tipo de biomasa puede tener múltiples usos finales y funciones, incluso para la naturaleza y la biodiversidad. La biomasa elimina el CO2 de la atmósfera y almacena carbono tanto en la biomasa viva como en los productos de la biomasa. La biomasa sustituye los materiales fósiles y minerales por materiales y productos de origen biológico, lo que puede reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. La biomasa también debe restaurarse con fines de naturaleza y biodiversidad para mantener la diversidad de los paisajes europeos.
El Pacto Verde Europeo prevé que la biomasa desempeñe varias funciones en relación con la seguridad alimentaria y energética, la conservación de la naturaleza, la reducción de la contaminación y la mitigación del cambio climático y la adaptación al mismo. Aún está por determinar cómo, en última instancia, estas funciones se reforzarán o competirán entre sí y dependen en gran medida de los incentivos políticos establecidos y de la aplicación de las políticas.
La idea del informe surgió de los debates entre el personal de la AEMA que trabajaban en diversos temas. Nos dimos cuenta de que, dentro de las áreas temáticas de trabajo, consideramos la biomasa desde perspectivas diferentes. También descubrimos que en realidad no sabemos cuánta biomasa se necesitaría para alcanzar los objetivos del Pacto Verde Europeo y si la demanda de biomasa, en constante aumento, puede satisfacerse de forma sostenible en la UE.
Por lo tanto, decidimos recopilar datos sobre los orígenes y flujos de la biomasa, y el objetivo era aumentar la sensibilización sobre los numerosos papeles y funciones de la biomasa. El objetivo era también comprender mejor los beneficios colaterales y las soluciones de compromiso y situarlos en el contexto de las políticas de la UE, así como la relación entre los ecosistemas, la captura de carbono, la producción y el consumo de biomasa. Al proporcionar datos y análisis, el informe de la AEMA sobre la biomasa puede utilizarse para facilitar el debate entre las distintas partes interesadas sobre varios temas relacionados con la biomasa.
La mayor parte de la biomasa que se suministra en la UE se produce dentro de nuestras fronteras y las dos categorías principales en las que nos centramos en nuestro informe son la biomasa agrícola y la biomasa leñosa procedente de bosques.
Según los datos más recientes sobre los flujos de biomasa en la UE proporcionados por el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea (JRC), más de la mitad de la biomasa agrícola se utiliza para la alimentación animal y la cama de animales, y solo alrededor del 13 % se utiliza para alimentos de origen vegetal destinados al consumo humano. Los usos menos significativos incluyen biocombustibles, fibras y materiales. Se desconoce el uso que se da a casi una quinta parte de la biomasa agrícola, lo que constituye una importante laguna de conocimiento para el análisis de la huella derivada de sus diferentes usos.
La biomasa leñosa se utiliza como material de construcción, para mobiliario y otros productos de la madera, para el papel y el embalaje, y como fuente de energía. El consumo de energías renovables en la UE está dominado por la biomasa. La biomasa representó más de la mitad del consumo final bruto total de energía renovable de la UE en 2021. Se ha producido un aumento significativo del uso de biomasa sólida, en particular de biomasa leñosa, para producir bioenergía en casi todos los Estados miembros entre 2000 y 2020. Diversos tipos de biomasa leñosa contribuyen a la bioenergía a través de la combustión.
El principal reto es que la investigación científica apunta a que la UE no producirá suficiente biomasa para cumplir todas las funciones previstas en el Pacto Verde Europeo en el futuro. La producción de biomasa sigue estando limitada por la superficie terrestre, el crecimiento de la vegetación, el cambio climático y el comercio mundial. Dado que existen demandas crecientes y contrapuestas por el uso de la biomasa en diferentes sectores, incluida la conservación de la naturaleza, debemos priorizar los usos de la biomasa. Esto significa que las partes interesadas tendrán que comprender y estudiar distintas soluciones de compromiso entre la consecución de los objetivos políticos y el modo de utilizar la biomasa disponible en la actualidad, salvaguardando al mismo tiempo su suministro futuro.
Los diferentes tipos de producción y el uso de la biomasa afectan de distinta forma a los ecosistemas, por lo que es necesario un enfoque más holístico de la gestión de la biomasa. Esto también se debe a que las condiciones de los ecosistemas que aportan biomasa no son, en general, buenas y están en declive, y el sumidero de carbono forestal, del que tanto dependemos para cumplir los objetivos climáticos de 2030 y 2050, ha seguido una tendencia a la baja en los últimos años. Para complicar aún más este rompecabezas de la biomasa, algunos sectores de producción primaria, como la agricultura y la silvicultura, ya están sufriendo el impacto del cambio climático, lo que amenaza aún más los sumideros de carbono y la producción de biomasa.
Las intervenciones políticas sobre el uso y la gestión del territorio, especialmente las que afectan a los bosques y la agricultura, darán resultados a lo largo de las próximas décadas. Es necesario tomar decisiones hoy para planificar hasta 2030, 2050 y más allá.
El cambio climático ha afectado a la producción de biomasa de los terrenos agrícolas y forestales de la UE a través tanto del cambio en las zonas climáticas —que incluye cambios en la temperatura y las precipitaciones— como de los cambios en las estaciones de crecimiento y del aumento de la frecuencia y la gravedad de los acontecimientos extremos. Estos cambios han afectado a la agricultura y a las tierras forestales europeas tanto de forma positiva como negativa, y se prevé que suceda lo mismo en el futuro.
Los estudios que analizan las tendencias climáticas a largo plazo en relación con los cultivos europeos han puesto de manifiesto la reducción del rendimiento de los cultivos del maíz, el trigo y otros cereales en el sur de Europa debido al aumento de las temperaturas, la disminución de las precipitaciones y el cambio en las temporadas. En otras partes de Europa, los cambios en la temperatura y las precipitaciones afectan positivamente a algunas especies de cultivos.
Las sequías graves y frecuentes que se producen en la UE han afectado negativamente al crecimiento y la estabilidad de los bosques. Estos fenómenos han causado la pérdida de hábitats, la migración de especies locales y la propagación de especies exóticas invasoras, y han contribuido a los incendios forestales. Los estudios que proyectan los futuros efectos del cambio climático en los bosques no son concluyentes y muestran grandes variaciones por país, región y especie. Esto se debe a que la respuesta de un bosque al cambio climático puede ser compleja y multidimensional. Por lo general, los bosques ricos en biodiversidad son más resistentes a los efectos del cambio climático que los bosques monotípicos.
En el marco del Pacto Verde Europeo, recientemente se ha adoptado o se está elaborando una gran cantidad de legislación temática y transversal que es pertinente para la producción y el consumo de biomasa. El reto consiste en garantizar que tanto las políticas de la UE como las nacionales en materia de biomasa sean coherentes y se analicen detenidamente.
En general, la biomasa es necesaria de muchas maneras para la descarbonización, ya que puede sustituir a los combustibles fósiles o a los materiales de construcción intensivos en carbono. Sin embargo, esto aumenta la demanda de biomasa cosechada, lo que a su vez podría impulsar cambios en el uso del territorio y dañar los ecosistemas. Al mismo tiempo, los objetivos de eliminación de carbono reconocen la naturaleza como una solución y exigen una mayor captura de carbono en los bosques y otros ecosistemas terrestres. Esto puede afectar a la disponibilidad de biomasa para sustituir los materiales y productos intensivos en carbono.
Además, los aspectos relacionados con la producción de biomasa están vinculados a los objetivos de las políticas en materia de biodiversidad y conservación de los ecosistemas, exigen que se utilicen menos insumos externos, prácticas menos intensivas y sustancias químicas menos nocivas, centrándose al mismo tiempo en soluciones basadas en la naturaleza. En general, se espera que estas políticas redunden en beneficio de la calidad y cantidad de las reservas de biomasa que quedan en la naturaleza, pero también se espera que conduzcan a una reducción de la producción neta de biomasa para su uso en la bioeconomía. Además, la transición a una economía circular puede reducir la demanda de materiales de biomasa primaria y aumentar la disponibilidad de biomasa secundaria, por ejemplo mediante el reciclado.
Como puede ver, existen algunos retos a la hora de utilizar la biomasa en relación con los objetivos del Pacto Verde Europeo. Si bien un uso concreto de la biomasa podría ser beneficioso para un objetivo político concreto, también podría percibirse como perjudicial para otro objetivo político. Nuestro informe pretende contribuir al debate político aportando datos y análisis.
Los próximos pasos que nos hemos propuesto son llegar a las distintas partes interesadas y a nuestra red Eionet con los resultados del informe para comprender mejor las necesidades de conocimiento e información, y cómo la AEMA puede seguir contribuyendo a resolver el rompecabezas de la biomasa.
Katarzyna Kowalczewska
Experta en agricultura e integración del UTCUTS
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