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Si se prohibiera su pesca durante dos años, la población de bacalao del Báltico se recuperaría
Henrik Sparholt, ICES Advisory Programme Professional Officer (Experto del Programa de Asesoramiento del CIEM)
Las mediciones de oxígeno disuelto en el agua combinadas con el dato de las cigalas muertas revelaron a los investigadores del Instituto Nacional de Estudios Ambientales de Dinamarca que en una zona inusualmente extensa del fondo marino en el sur del Kattegat se había agotado el oxígeno. Los extraños sucesos se debieron a una anoxia o falta de oxígeno en el lecho marino durante aquella noche. Los científicos creen que las cigalas se habían asfixiado.
Veintidós años después, en el Báltico hay grandes extensiones anóxicas o «zonas muertas».
Bornholm, una idílica isla danesa situada a la entrada del Mar Báltico, más o menos entre Suecia, Alemania y Polonia, es famosa por su arenque ahumado. Durante siglos, la abundancia de pescado fue la piedra angular de la economía local.
En la década de los setenta, casi la mitad de los ingresos de la pesca provenían del bacalao. A finales de la década de los ochenta, la pesca del bacalao representaba ya el 80 % del valor total. Muchos pescadores auguraban un futuro brillante e invirtieron en barcos nuevos. Hacia 1990, sin embargo, las capturas registraron un brusco descenso, del que todavía no se han recuperado. Este colapso supuso grandes apuros económicos para la comunidad local.
La magnitud del suceso y la rapidez con que se agotaron las poblaciones de bacalao del Báltico han obligado a dedicar muchos esfuerzos a tratar de comprender las razones del auge y posterior agotamiento. La región se ha convertido en un caso ejemplar a escala internacional que encierra lecciones para otras regiones. La historia del Báltico no es sencilla: de hecho, la complejidad de la situación ilustra los retos a los que se enfrentan los responsables políticos en lo que se refiere al medio ambiente marino.
Los pescadores de Bornholm, igual que sus homólogos de Europa, están sujetos por ley a rigurosas restricciones en virtud de la Política Pesquera Común, que establece la cantidad y el tipo de peces que pueden capturarse en cada lugar.
El Consejo Internacional para la Exploración del Mar (CIEM) emite las recomendaciones científicas sobre los niveles biológicamente seguros. Los datos de las pesquerías, las estadísticas de capturas y la vigilancia ambiental de las condiciones oceanográficas aportan datos de incalculable valor para evaluar la salud de las especies comerciales más pescadas. El número de peces de una determinada edad en una zona es un dato especialmente importante. Cuantos más peces juveniles sobrevivan en un año determinado, más peces podrán capturarse dos o cinco años más tarde, una vez que estos peces hayan madurado. Y cuanto mayor sea el número de peces maduros, tanto mayor será el número de huevos frezados.
Los Estados miembros de la UE toman sus decisiones sobre el total admisible de capturas (TAC) a tenor de las recomendaciones de los científicos. Estas decisiones reflejan a menudo prioridades diferentes que la protección de las poblaciones. En 2006, aproximadamente el 45 % de las poblaciones de peces evaluadas en los mares europeos se explotaban fuera de límites biológicos seguros. Estos niveles de pesca se acordaron a nivel ministerial.
Especialmente desde la década de los sesenta, el uso cada vez más extendido de fertilizantes artificiales en la agricultura, así como la creciente urbanización, han aumentado drásticamente los aportes de nutrientes (contaminación) al Mar Báltico. Esto ha favorecido la proliferación de fitoplancton y ha hecho aumentar la producción de peces (más fitoplancton significa más alimento para los peces). Sin embargo, a la par ha agravado los episodios de anoxia en las aguas profundas del mar.
Si hay anoxia en el agua junto al lecho marino, quiere decir que el fondo del mar libera sulfuro de hidrógeno al agua. El sulfuro de hidrógeno es tóxico para la mayoría de formas de vida, y fue probablemente la combinación de sulfuro de hidrógeno y falta de oxígeno lo que mató a las cigalas en el Kattegat aquella noche de 1986.
Las zonas anóxicas del Mar Báltico son ahora tan extensas que han reducido el tamaño de las posibles zonas de desove en la parte central y oriental del Báltico, con el consiguiente perjuicio para el éxito del desove del bacalao.
Cuatro factores explican las altas tasas de supervivencia de los huevos y larvas de bacalao entre1978 y 1983. La explicación principal es la escasa presión pesquera a finales de la década de los setenta. En segundo lugar, las condiciones climáticas favorecían la entrada de agua muy salada del Mar del Norte. De hecho, el Báltico era un lago de agua dulce hasta que, hace 8 000 años, los niveles de los mares subieron y el agua del Mar del Norte entró en el lago. Las «intrusiones» de agua salada en el Báltico son todavía importantes para mantener los niveles de salinidad y oxígeno.
Estas aportaciones incrementaron las concentraciones de oxígeno en las zonas de desove del bacalao, por consiguiente, elevaron la tasa de supervivencia de huevos y juveniles. En tercer lugar, había gran abundancia de larvas de copépodos (Pseudocalanus acuspes), la principal fuente de alimentación del bacalao y, por último, una gran escasez de depredadores como el espadín y las focas. El espadín se alimenta de los huevos del bacalao, mientras que el bacalao adulto es presa de las focas.
Desde mediados de la década de los ochenta ha disminuido el número de grandes aportes desde el Mar del Norte, cosa que ha empeorado las condiciones para la supervivencia de los huevos y juveniles. La menor salinidad ha mermado también las poblaciones de copépodos, el alimento básico de las larvas. Aunque en los años siguientes se redujo el límite de los niveles biológicamente seguros para la pesca, las capturas fijadas por acuerdo político (TAC) solían superar esta cota (figura 1).
La pesca ilegal agrava el problema. Se ha estimado que en esta parte del Mar Báltico se desembarca ilegalmente un 30 % adicional. En el verano de 2007, el desembarque ilegal de la flota pesquera polaca fue tan grande que la Comisión Europea paró las pesquerías polacas en la segunda mitad de 2007.
Figura 1 / Niveles de capturas recomendadas científicamente (basados en recomendaciones del CIEM), acuerdo sobre el total admisible de capturas (TAC) y capturas reales en las zonas de pesca alrededor de Bornholm en los años 1989–2007. Fuente: AEMA, 2008.
El cambio climático está afectando tanto a la temperatura como al nivel de salinidad del Báltico. El aumento de temperatura de las aguas profundas elevará la demanda metabólica de oxígeno y reducirá la solubilidad del oxígeno en el agua. A su vez, esto contribuirá a ampliar la extensión geográfica de las zonas anóxicas. La salinidad del Báltico ha desminuido constantemente desde mediados de la década de los ochenta debido al incremento de las lluvias y a la reducción de los aportes del Mar del Norte al Báltico.
Ambos factores dependen del clima. Una reducción bastante pequeña de la salinidad altera ya el equilibrio y cambia la composición del hábitat Báltico. De las tres principales especies pescadas, bacalao, arenque y espadín, el bacalao es especialmente sensible al descenso de la salinidad porque ésta influye en su capacidad reproductora y en la disponibilidad del alimento preferido de las larvas.
Las proyecciones futuras del clima oceánico para el Báltico indican que continuarán aumentando las lluvias y disminuyendo los aportes del Mar del Norte. Esto significa que las poblaciones de bacalao y otros peces marinos probablemente seguirán disminuyendo si no se reduce la presión pesquera.
Figura 2 / Estimaciones de la extensión de zonas de hipoxia (contenido en oxígeno inferior a 2 ml/l) y anoxia (contenido de oxígeno nulo; a menudo con presencia de sulfuro de hidrógeno, que reacciona con oxígeno para producir sulfato. Si se produce esta reacción, las concentraciones de oxígeno se consideran negativas) en otoño de 2007. Fuente: http://www.helcom.fi/environment2/ifs/ifs2007/en_GB/HydrographyOxygenDeep/.
En respuesta a estos problemas medioambientales complejos y graves en el Mar Báltico, los países de la región han acordado un «Plan de Acción para el Mar Báltico» con objeto de desarrollar acciones nacionales que permitan integrar políticas agrícolas, pesqueras y regionales. Este plan, adoptado en noviembre de 2007, es una base importante para una aplicación más eficaz de la política comunitaria en la zona.
El cambio climático alterará el Mar Báltico y su capacidad de sustentar poblaciones de bacalao explotables. Las medidas de gestión deberán adaptarse a estos cambios si se desea mantener la población en un nivel comercialmente relevante
Profesor Brian MacKenzie, DTU‑Aqua, Universidad Técnica de Dinamarca
Esto incluye la nueva Directiva marco de estrategia marina, según la cual los países ribereños deben alcanzar un «buen estado ambiental» del Mar Báltico para 2020, incluido el requisito de que las comunidades de peces recuperen «un buen estado».
Además, la Comisión Europea está desarrollando una estrategia regional para el Mar Báltico que se plasmará en un plan de acción que definirá a los principales actores, los instrumentos financieros a utilizar y un programa de trabajo. La adopción de esta estrategia por los Estados miembros constituirá una de las prioridades de la Presidencia sueca de la UE en la segunda mitad de 2009. Suecia ha identificado el medio ambiente del Mar Báltico como una de sus máximas prioridades.
La Política Pesquera Común (PPC) se concibió para regular las actividades pesqueras desde un punto de vista medioambiental, económico y social. Sin embargo, muchas de las especies de peces comerciales más valiosas de Europa han sufrido una sobrepesca extrema y sus poblaciones se encuentran ahora por debajo de niveles biológicamente seguros. Debido a la naturaleza de la legislación, resulta sumamente costoso y difícil perseguir con éxito a los Estados miembros que practican la sobrepesca.
El fracaso evidente de una gestión sostenible de muchas de las poblaciones de peces ha hecho que los expertos en medio marino reclamen revisiones generales de la política, que es claramente el producto de un compromiso entre países. El medio ambiente marino debe tratarse como un ecosistema y no como sectores para explotar.
Joe Borg, Comisario de Pesca y Asuntos Marítimos de la UE, ha llegado a afirmar que la PPC «no fomenta la responsabilidad entre los pescadores o los políticos» y puso en marcha una revisión inmediata de la política en septiembre de 2008, cuatro años antes de lo previsto.
Bibliografía
Diaz, R. J. and Rosenberg, R., 2008. Spreading Dead Zones and Consequences for Marine Ecosystems. Science, vol. 321, pp. 926–929.
Mackenzie, B. R.; Gislason, H.; Mollmann, C.; Koster, F. W., 2007. Impact of 21st century climate change on the Baltic Sea fish community and fisheries. Global Change Biology, vol. 13, 7, pp. 1 348–1 367.
Sparholt, H.; Bertelsen, M.; Lassen, H., 2008. A meta-analysis of the status of ICES fish stocks during the past half century. ICES Journal of Marine Science, Vol. 64, 4, pp. 707–713.
For references, please go to https://eea.europa.eu./es/articles/peces-fuera-del-agua-gestion-de-los-recursos-marinos-ante-el-cambio-climatico or scan the QR code.
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