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Podemos clasificar la contaminación según dónde la encontremos —en el suelo, en el agua o en el aire— o según los distintos tipos de contaminación, como las sustancias químicas, el ruido o la luz.
Otra forma de ver la contaminación es ir a sus fuentes. Algunas fuentes de contaminación están extendidas, como los coches, la agricultura y los edificios, pero otras pueden evaluarse mejor como puntos de emisión individuales. Muchas de estas fuentes puntuales son grandes instalaciones, como fábricas y centrales eléctricas.
La industria es un elemento fundamental de la economía europea. Según Eurostat, en 2018 representaba el 17,6 % del producto interior bruto (PIB) y daba empleo directo a 36 millones de personas. Al mismo tiempo, la industria es responsable de más de la mitad de las emisiones totales de algunos de los principales contaminantes atmosféricos y gases de efecto invernadero, así como de otros importantes impactos medioambientales, como la liberación de contaminantes en el agua y el suelo, la generación de residuos y el consumo de energía.
La contaminación del aire suele estar relacionada con la combustión de carburantes fósiles. Este es el caso, obviamente, de las centrales eléctricas, pero también de muchas otras actividades industriales que pueden tener su propia producción de electricidad o calor in situ, como la fabricación de hierro y acero o la producción de cemento. Algunas actividades generan polvo, que contribuye a las concentraciones de partículas en el aire, mientras que el uso de disolventes, por ejemplo para la transformación de metales o la producción de sustancias químicas, puede dar lugar a emisiones de compuestos orgánicos contaminantes.
En Europa, las emisiones de la industria al aire han disminuido en los últimos años. Entre 2007 y 2017, las emisiones globales de óxidos de azufre (SOx) disminuyeron un 54 %, los óxidos de nitrógeno (NOx) más de un tercio y los gases de efecto invernadero procedentes de la industria, incluidas las centrales eléctricas, un 12 %.
Estas mejoras en los resultados medioambientales de la industria europea se han producido por una serie de motivos, entre ellos, una normativa medioambiental más estricta, mejoras en la eficiencia energética, una transición hacia procesos de fabricación menos contaminantes y regímenes voluntarios para reducir el impacto ambiental.
Durante muchos años, la normativa medioambiental ha limitado los efectos perniciosos que presentan las actividades industriales para la salud humana y el medio ambiente. Entre las principales medidas de la UE en materia de emisiones industriales cabe citar la Directiva sobre las emisiones industriales, que abarca alrededor de 52 000 de las mayores instalaciones industriales, y la Directiva sobre instalacionesdecombustión medianas.
Mientras tanto, el régimen de comercio de derechos de emisión de la UE (RCDE) limita las emisiones de gases de efecto invernadero de más de 12 000 instalaciones de generación energética y de fabricación de 31 países. El RCDE UE cubre alrededor del 45 % de las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE.
Sin embargo, pese a estas mejoras, la industria sigue siendo responsable de una importante carga para nuestro medio ambiente en lo relativo a la contaminación y la generación de residuos.
El registro europeo de emisiones y transferencias de contaminantes (PRTR europeo) se creó en 2006 para mejorar el acceso del público a la información medioambiental.
En esencia, el PRTR europeo permite a los ciudadanos y a las partes interesadas informarse sobre la contaminación en todos los rincones de Europa, quiénes son los mayores contaminantes y si las tendencias de emisión de contaminantes están mejorando o no.
El PRTR europeo cubre más de 34 000 instalaciones en 33 países de Europa. Los datos del PRTR europeo muestran, para cada instalación y año, información sobre la cantidad de contaminantes liberados a la atmósfera, el agua y la tierra, así como las transferencias fuera del emplazamiento de residuos y contaminantes a las aguas residuales. Los datos del PRTR europeo están disponibles de manera gratuita en un sitio web específico e interactivo. En el sitio web hay archivados datos históricos sobre las emisiones y transferencias de 91 contaminantes en 65 actividades económicas.
Además, ahora se han integrado en el PRTR europeo notificaciones más amplias en el marco de la Directiva sobre las emisiones industriales, incluida información más detallada sobre las grandes instalaciones de combustión. Junto con la Comisión Europea, la AEMA está trabajando actualmente en un nuevo sitio web para mejorar el acceso a estos datos e información.
Para contabilizar los costes externos de la contaminación atmosférica, los efectos adversos de cada contaminante individual en la salud humana y el medio ambiente se expresan en una métrica común, un valor monetario, que se ha desarrollado mediante la colaboración entre distintas disciplinas científicas y económicas.
Las estimaciones del coste de los daños son precisamente eso, estimaciones. Sin embargo, si se consideran junto con otras fuentes de información, pueden servir para respaldar decisiones, centrando la atención sobre las concesiones implícitas en la toma de decisiones, como los análisis de coste-beneficio usados para fundamentar las evaluaciones de impacto y la consiguiente legislación.
En 2014, la AEMA calculó que, durante el período de 5 años 2008-2012, el coste agregado de los daños causados por las emisiones de las instalaciones industriales del PRTR europeo fue de al menos 329 000millonesEUR(valorde2005)y va en aumento. Lo que quizás sea aún más llamativo de este análisis es que aproximadamente la mitad de los costes de los daños se produjeron como consecuencia de las emisiones de solo 147, es decir, el 1 %delas14000instalacionesdelconjunto de datos.
La mayoría de los costes de los daños cuantificados se deben a las emisiones de los principales contaminantes atmosféricos y al dióxido de carbono. Aunque los costes estimados de los daños asociados a las emisiones de metales pesados y contaminantes orgánicos son significativamente inferiores, siguen suponiendo cientos de millones de euros en términos de daños a la salud y el medio ambiente y pueden provocar importantes efectos adversos a escala local. La AEMA está trabajando actualmente en un nuevo estudio que actualizará estas cifras.
La AEMA evalúa periódicamente las tendencias de la contaminación industrial en Europa basándose en el PRTR europeo y otros datos. Estas evaluaciones muestran que la contaminación industrial por emisiones al aire y al agua ha disminuido en la última década. Cabe esperar que los instrumentos políticos actuales y futuros de la UE reduzcan aún más las emisiones industriales, pero es probable que la contaminación siga teniendo efectos adversos en la salud humana y el medio ambiente en el futuro.
Una industria robusta y en crecimiento, baja en carbono, basada en flujos circulares de materiales, forma parte de la estrategia de política industrial de la UE. El objetivo es crear un sector industrial en crecimiento que recurra cada vez menos a los recursos naturales, reduzca las emisiones contaminantes a la atmósfera, el agua y el suelo y genere cantidades cada vez menores de residuos.
Mientras tanto, otros actos legislativos de la UE establecen objetivos más concretos de reducción de las emisiones al aire, como la Directiva sobre techos nacionales de emisión y la Directiva sobre las emisiones industriales, cuyo objetivo es lograr una ambiciosa prevención y reducción de las emisiones, en especial mediante la adopción continua de las denominadas «mejores técnicas disponibles».
Según un reciente análisis de la AEMA,el uso de las mejores técnicas disponibles y la puesta en práctica de los objetivos más ambiciosos de la Directiva sobre las emisiones industriales llevarían a reducir las emisiones considerablemente: el 91 % para el dióxido de azufre, el 82 % para las partículas y el 79 % para los óxidos de nitrógeno.
La plena aplicación de todas estas directivas ayudaría a la UE a lograr objetivos medioambientales, como los de la calidad del aire y del agua. Sin embargo, las directivas relacionadas con las emisiones suelen ser independientes y existe un claro margen para una mayor integración de los objetivos medioambientales en la política industrial de la UE. Avanzar hacia una contaminación cero requerirá una legislación, una aplicación y un seguimiento aún más sólidos para garantizar que las industrias del mañana sean limpias y sostenibles.
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