En síntesis: La legislación de la UE sobre la naturaleza

Ambas directivas colocan a muchas especies y hábitats en un régimen de protección común con requisitos de seguimiento e información periódicos. La degradación documentada gracias a dichas Directivas exige una actuación más amplia y coordinada en muchos ámbitos políticos en Europa y en el mundo.

En la actualidad, la UE cuenta con uno de los conjuntos de legislación medioambiental y climática más completos del mundo. Algunas leyes de la UE abordan las emisiones de contaminantes o gases de efecto invernadero, los niveles de contaminaciónen el aire o el agua, o las emisiones de fuentes específicas, como la industria o el transporte.

Algunos actos legislativos de la UE sobre la naturaleza, como la Iniciativa de la Unión Europea sobre los polinizadores, exigen medidas específicas. Otros, la Directiva marco sobre el agua (DMA) y la Directiva marco sobre la estrategia marina (DMEM) en particular, desempeñan un papel fundamental en la protección de la naturaleza mediante una gestión basada en los ecosistemas. La DMA exige a los Estados miembros que alcancen el «buen estado» de todas las masas de agua (lagos, ríos y aguas subterráneas) mediante una gestión sostenible y coordinada de cuencas hidrográficas completas.

Del mismo modo, la DMEM exige un buen estado ambiental en el medio marino, abordando las presiones y la contaminación. La legislación relacionada con la naturaleza está respaldada, entre otras cosas, por la legislación sobre la economía circular destinada a reducir los residuos y los riesgos de contaminación, por ejemplo, mediante una mejor gestión de los residuos, la mejora del diseño ecológico y la limitación de los plásticos de un solo uso.

Toda esta legislación contribuye a que los Estados miembros de la UE disfruten de un aire más limpio, cambien hacia una energía más limpia, reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero y pongan bajo protección una parte cada vez mayor de sus zonas terrestres y marinas, incluido a través de la red Natura 2000. Las infraestructuras verdes de la UE conectan cada vez más espacios naturales, permitiendo que la fauna se desplace entre ellos. Las ciudades están planificando espacios verdes y azules como forma de prepararse para los impactos del cambio climático y ayudar a preservar la biodiversidad.

El Pacto Verde Europeo esboza la ambición a largo plazo de la UE de convertirse en el primer continente climáticamente neutro con una economía sostenible para 2050 y se implementa a través de instrumentos políticos clave como la Estrategia de la UE sobre biodiversidad para 2030, la Estrategia «de la granja a la mesa», la Estrategia de adaptación al cambio climático de la UE y la nueva Estrategia forestal de la UE para 2030. También cuenta con el apoyo de otros, como el Plan de Acción para la Economía Circular, la Estrategia sobre sustancias químicas y el Plan de acción «contaminación cero».

Para reducir las presiones sobre la naturaleza, detener el declive y recuperar la biodiversidad, Europa deberá actuar en todos los frentes, transformar sus sistemas de energía, alimentación y movilidad, y hacerlo con socios mundiales.